Entre escaparle a la incomodidad y aceptarla 🥲
Del compost al colapso y cómo sostener(se) en el medio del caos, la polarización y las redes que cansan y alienan. Una reflexión para los que eligen quedarse en el medio: incómodos.
Hola,
Hace poco escuché que decían “en julio empieza a terminarse el año” y… me temo que tienen razón. En un abrir y cerrar de ojos estamos en septiembre y puff, ya se fue el año. No sé vos pero a mi me pasa que siento que todavía es abril y un poco me frustra pensar en todo lo que planifiqué y -todavía- no hice. Panic.
¿Vos cómo estás llegando a esta mitad del año? ¿Se cumple la planificación o “pasaron cosas”?
Si también tenés ideas que no están ni cerca de ver la luz, te entiendo tanto… Pero, igual propongo que hoy veamos el vaso medio lleno, todavía quedan 6 meses del año y poniendo el foco en lo positivo, dentro de todo este mundo inestable y caótico, hagamos un breve balance de lo que sí hicimos ¡Vamos! 💪
Por mi parte tengo infinitos proyectos sin hacer, pero puedo decir que después de 3 años de pausa, en diciembre logré retomar el hábito de escribir el newsletter y epa ¡lo sostuve!
Me celebro y brindo con vos virtualmente🥂
Porque después de la muerte de mi papá -y quizás porque irónicamente uno de mis últimos newsletters de 2021, unas semanas antes, escribí sobre la importancia del cuidado y el autocuidado- y me costó muchísimo desbloquear escribir después de eso, pero lo logré y creo que por ahora venimos bien ¿Qué decís vos?
En lo que va del año mandé entre 1 y 2 envíos por mes, todavía no tengo una frecuencia tan predecible, pero al menos 1 por mes sale.
En total hasta ahora fueron 10 newsletters y hablé de muchas cosas:
🫠 Sobre la batalla cultural que está poniendo en jaque la sustentabilidad conquistada, y la necesidad de abrazar la imperfección y el error como camino para aprender.
🥲Reflexioné sobre la emergencia ambiental y el abandono estatal, y cómo las escenas distópicas del presente nos enfrentan a la ecoansiedad colectiva, lo que muchas veces nos lleva a la necesidad de disociarnos y evadir.
😶🌫️Intentamos entender qué está pasando en el mundo con el avance de las derechas, y de lo global y super macro, volví a hacer zoom in y rescatar la importancia del impacto cercano y cambiar nuestro m2 aunque no cambie el mundo.
🛒También seguí reflexionando sobre el consumo de cosas usadas y la innovación trajo la “moda circular”, y desarmé con humor y crítica las trampas del greenwashing y los algoritmos.
Originalmente este número iba a ser sobre cómo combatir -si acaso es posible- la fiebre de Shein y Temu promocionando comprar usado. Stay tuned que ese sale otro día!
Un montón ¿Te pasó sentir este año como una montaña rusa de emociones? 🎢
Pero aunque no parezca, hay un hilo conductor entre tantos temas: es esta tensión constante entre lo individual y lo sistémico.
Entre el compost que hago en casa y la sensación de que el mundo se va a la m**** y en verdad no puedo hacer nada para frenarlo.
En cómo las decisiones mínimas cargadas de sentido conviven con incendios y greenwashing mientras intentamos sobrevivir a los algoritmos y retrocesos políticos.
“¿De qué sirve lo que estoy intentando hacer con mis hábitos diarios?”
No casualmente esa es LA pregunta que intenté responder en mi charla TEDx
¿Ya la viste?
Pero esta tensión quizás no se resuelva nunca, porque es cierto que “el cambio individual no es suficiente y que cualquier “pequeña mejora” es una falsa solución”, pero es tan cierto como que “muy lindas las teorías revolucionarias pero necesitamos pragmatismo”.
¿Podemos habitar dos verdades al mismo tiempo? 🤔
Como dice la cita a Max Roser de esta edición del newsletter de Guada Nogués —que recomiendo tanto como sus libros—: varias afirmaciones aparentemente contradictorias pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Y generalmente lo son.
Elegir una única narrativa y quedarse ahí es cómodo. No hay contradicción en los polos, todo está muy claro. Pero ¿no se nos escapan un montón de matices?
Y no sé si seré masoquista o terca, pero aunque no me gusta para nada estar en esa posición en la que siento que unos me corren por derecha y otros por izquierda al mismo tiempo, igual elijo quedarme en ese lugar incómodo que acepta y cuestiona un poco todo. Aunque acá las cosas no terminan de encajar, y está lleno de contradicciones que no se resuelven.
Y ojo porque esto de las narrativas, los extremos y la incomodidad de la “tercera vía” aplica a todo, no sólo a los dilemas ambientales ni lo político.
A muchos nos pasa también en otros conflictos extremadamente polarizados como en Medio Oriente (!). Si no optas por gritar tu clara posición en un extremo, tenés que bancarte que te acusen de tibio y al mismo tiempo que por estar “al centro”, desde los polos te acusen de ser reflejo de todo lo que está mal, y viceversa. Agotador. No quiero jugar más a la polarización. (Y para colmo no parece que esto vaya a mejorar).1
Escribir estos mails me ayuda a pensar mejor y aunque tenga más preguntas que respuestas, es un formato que me gusta, que me representa, que me permite traer estos matices y aceptar la complejidad de temas que honestamente, no pueden resumirse en 90 segundos.
Por eso: me fui de Instagram 😱
Hace una semana y pico desinstalé la App. Al principio pensé que podría subir contenido desde otras apps, pero a los pocos días me olvidé y ni quise entrar. No sé bien si es una pausa, una breve rebeldía o el principio de algo nuevo.
Porque me quiero ir porque me agota, me aburre, me deja medio vacía…
pero también es el lugar donde hay que estar si tenés algo para contar, vender o construir. Me dan ganas de salir corriendo, pero también siento que si me voy del todo, desaparezco. Al mismo tiempo siento que a todos nos hace mal pasar tiempo ahí, y si sigo generando contenido ahí para que otros consuman, me siento hipócrita. Hablando de habitar contradicciones y preguntas sin respuestas…
Ya me voy a despachar con este tema, da para otro newsletter entero, por ahora lo dejo acá… Desinstalar Instagram no significa que deje @lalocadeltaper ahí, pero siento que necesito aire y nutrir más mi contenido en otros formatos y canales, más cercanos, más directos, como este y como mi comunidad…
Y cree una comunidad: Tandem 🚲
Esta comunidad más íntima para compartir estos temas que nos importan, pero sin las lógicas de las redes y los algoritmos. Nada que aparentar. Estamos porque queremos estar y compartir nuestro activismo imperfecto.
Tandem es una comunidad de personas como vos y como yo, que nos preocupa el mundo y estamos intentando hacer lo mejor que podemos. Hacemos encuentros y les comparto materiales exclusivos, o bonificados, como el taller de compost! Hay un banco de empleo sustentable y mucho más que está por venir!
☕ Sumarte a Tandem también es la forma más fácil de apoyar lo que hago 🍪
Y no es obligatorio participar activamente de nada, podés sumarte porque sentís que mi trabajo le suma algo a tu vida y tenés ganas de apoyar que lo siga haciendo.
Y entiendo que quizás estás a mil y no querés sumarte obligaciones ni tener FOMO de perderte algo. Tomalo como un aporte mensual de un cafecito, que si querés, también te da acceso a un montón de cosas la comunidad.
Si vos también estás ahí —entre dudas, intentos, cansancio y convicción—, este espacio es para vos. Me encantaría recibirte en la comunidad y que co-construyamos juntos otros espacios de encuentro para charlar de estos temas, y no sentir que estamos solos ni locos por intentar mejorar un poco nuestro m2 en este mundo polarizado y caótico.
Un beso,
Dafna
(@lalocadeltaper… aunque ahora esté medio fuera de las @ je)
Curiosamente este no es mi primer envío sobre estar en el medio, amigarnos con la incomodidad de las contradicciones, ya había escrito sobre eso en diciembre de 2020 en un envío titulado “Dale, amigate con la incoherencia!” y otro larguísimo que pasó sin pena ni gloria “Visión holística vs. Ciencia: ¿Mundos irreconciliables?” en enero de 2021, en el que también había citado a Guada, con quien esta semana tuve el honor de tomarme un café y charlar sobre todas estas cosas. Nada es casualidad.