Dale, amigate con la incoherencia! (¡y felices fiestas!)
La última reflexión del año, para cambiar la forma en la que cambiamos
¡Hola! 👋
Perdón que no escribí antes, sé que tengo que mejorar la frecuencia de los mails 🙈 pero estas semanas necesité enfocarme mucho en el libro, sino no sale más! 📕 Pero este ya va a ser el último news del año, y no quería dejar de hacer presencia con una reflexión entre todos los mails de “felices fiestas”.
Para este mail quiero también probar un formato nuevo, sugerido por alguien de ustedes, que me pidió que retome acá algunos temas que fuimos hablando en Instagram, y me pareció piola. Así que este mail tiene una parte reflexiva laaarga, pero antes va un brevísimo resumen de lo más destacado de las últimas semanas. ¡Contame qué te parece esta idea! :)
Breve resumen de las últimas semanas
[Novedades legislativas] ¡Salió Ley Microperlas! Se prohíben las microesferas de plástico en cosméticos y ¡Buenos Aires prohibió tirar las colillas de cigarrillos a la calle!
[Podcasts] Grabé varios episodios como invitada: con Fran de @cuidaralatierra hablamos sobre reciclado y ampliar el círculo de influencia. Valentin y Axel me invitaron a hablar sobre economía circular en el podcast del BID; y charlé con Claudia Bahamón de Colombia sobre cómo podemos sumarle sustentabilidad a las fiestas. También recomendé otros episodios y/o podcasts que me gustaron mucho, este, este, este y este.
[#PaginasVerdes] Para quienes quieran comprar reglalitos, hicimos las #PaginasVerdes de Navidad con emprendimientos sustentables y de triple impacto. Quedaron destacadas y hasta reyes voy a repostear las historias de emprendedores que hagan cosas para niños.
[Navidad] Hablamos un poco sobre el impacto del arbolito, y armé un grupo de GRATINAVIDAD para circular cositas del arbolito y eso, pero no tuvo mucho éxito…
[@lalocadeltaper] Hice una breve presentación de mi cuenta para los nuevos seguidores, contando un poco de mi y todas las campañas que surgieron de @lalocadeltaper en este tiempo, como #TaPerfecto, #CazaParaguas, #PaginasVerdes, #Gratifrascos, #Gratipack, #Plasticopatas y mucho más!
[Reciclado y compost] Les mostré cómo llevé mis residuos especiales al Punto Verde Móvil: pilas, aceite vegetal usado, botellas de amor y RAEEs, y aún mejor, se hizo una prueba piloto para recibir residuos orgánicos en los Puntos Verdes y fue un éxito, por lo que muy probablemente se vaya a instalar!
[Instagram] Aunque nos sacó la opción de compartir posteos (BUUH), nos dió las guías que están piolas. Armé varias con los posts que tengo, ordenados por tema: sobre plásticos, sobre limpieza, sobre compost, sobre sustentabilidad y viajes, sobre fiestas y regalos y sobre mi.
[Off-topic] Hice un mini rant en contra de los alimentos balanceados para mascotas, pero eso lo hice desde la cuenta de mi perrito, @soyunmotek. Igual si te interesa, está destacado.
Ahora sí, vamos con la reflexión de hoy
Dale, amigate con la incoherencia!
Hace unos meses en un post, estuve reflexionando sobre las fases por las que atravesamos cuando queremos hacer un cambio de hábito, según la teoría de la psicología cognitiva. Muy resumidamente, hasta cambiar algo que hoy tenemos muy arraigado, vamos a pasar por diferentes momentos: primero la pre-contemplación, luego viene la contemplación, la preparación, la acción y el mantenimiento. Hoy quiero reflexionar sobre la primera, la pre-contemplación, etapa en la que básicamente negamos la necesidad de cambiar.
¿Por qué la gente hace cosas que “están mal”?
Por “cosas que estan mal” hago referencia a cualquier cosa que tenga efectos negativos no deseados a uno mismo, a otros o al ambiente; como por ejemplo fumar, comer comida rápida y ultraprocesados, tomar alcohol en exceso, o no separar la basura, etc.
Intuitivamente podríamos decir que la primera razón por la que una persona elige hacer algo que le va a traer problemas, es porque no sabe, le falta información. Y creo que esto muchísimas veces es así, no podemos actuar para cambiar algo que no sabemos que nos hace mal. Necesitamos información primero.
Sin embargo, sucede mucho que aunque sabemos a ciencia cierta y con mucha seguridad que ciertas cosas hacen daño, muchísimas personas las siguen haciendo. Fumar me parece el ejemplo más claro.
Y entonces nos enfrentamos a otra pregunta
¿Por qué la gente hace cosas que sabe que “están mal”?
Y acá es donde me interesa detenernos a reflexionar hoy.
Todos en algún momento (muy seguido últimamente), nos enfrentamos a una información que decía que lo que hacíamos era perjudicial, y ese momento en el que obtenemos la información es clave: si veníamos haciendo algo que creíamos que era bueno o inocuo, enterarnos que en realidad tiene consecuencias negativas, de alguna forma significa que fallamos, y a nadie le gusta fallar. Además de un golpe al ego, a partir de ese momento vamos a empezar a convivir con una sensación super incómoda, que es la disonancia cognitiva.
Disonancia cognitiva es la tensión que sentimos cuando lo que hacemos no está en sintonía con lo que creemos. Es como ese “sentimiento de culpa” cuando me como una golosina que sé que tiene los peores ingredientes y está envuelta en plástico, pero es muy rica y me tenté. O si me compré algo por impulso, pero lo voy a justificar buscando argumentos racionales “porque lo necesitaba”. Estoy actuando de una forma que entra en conflicto con mis creencias.
Me gusta imaginarme a la disonancia cognitiva como un monstruito que está en nuestra cabeza que disfruta de marcar cada vez que somos incoherentes, dejandonos en evidencia. Es una voz que dice: “¡AJA! Dijiste que te importaba la salud, pero acá estás comiendo esto que es re grasoso, ves que en realidad no te importa!”. Claramente es muy molesta.
Necesitamos callar la voz de la disonancia cognitiva, y para eso hay dos o tres formas de hacerlo:
1) Una forma de callarla es cambiar la forma de actuar, si actúo como pienso no hay lugar para el reproche. Ciertamente, esta forma es la más difícil e incómoda, va a requerir más trabajo, planificación, más cuestionamientos y quizás abrimos una caja de pandora: cuanta más información tengamos sobre eso, probablemente nos vamos a sentir peor aún.
2) Otra forma de neutralizar a la disonancia cognitiva es acomodar mis creencias para que estas se acomoden a mis actos: básicamente, voy a negar el hecho de que ahora sé que mis actos generan consecuencias negativas. Como diría el meme del negro pensando: Si no acepto que es un problema, no lo tengo que cambiar.
Muchas personas toman esa actitud y se plantan en defender sus actos y creencias, a pesar de la evidencia, y lo hacen con muchísima energía. Me llama la atención cuando esto sucede, porque siento que la fuerza con la que niegan la necesidad del cambio, es proporcional al sufrimiento que les genera la disonancia cognitiva (o al tamaño de su ego, que no puede reconocer un error).
3) Junto a este grupo, hay otro parecido, pero diferente. Ellos tampoco toleran la disonancia cognitiva ni un poco, y quieren callarla a toda costa. Entonces van a embarcarse en una misión titánica de hacer un cambio acelerado e intensivo de 180 grados en una semana. Se obsesionan con abandonar eso que hacían mal, y lo empiezan a reemplazarlo por lo primero que ven que parece mejor, sin aprender, sin armar un plan, pasan de la pre-contemplación a la acción. Quieren cambiar tanto tan rápido, que resulta insostenible. Me animo a decir que estos casos, muy probablemente terminen en una recaída, y vuelvan a los viejos hábitos, pero ahora defendiendo la vieja creencia porque “probaron y no les resultó”.
Lo cierto es que algunos cambios, cuanto más profundos y complejos son, implican realmente un proceso muy largo, con muchos mini-cambios, y ¡llevan mucho tiempo! Quizás meses o años. Eso significa que vamos a seguir haciendo “las cosas mal”, pero ahora ¡a conciencia! Y entonces vamos a vivir permanentemente con la voz de la disonancia cognitiva marcandonos la incoherencia. Esto es algo que puede frenar a muchas personas de hacer cambios profundos y a largo plazo. Si la disonancia cognitiva no se va de forma fácil y rápida adaptando la forma de actuar, entonces es más cómodo quedarse en la negación y adaptar la creencia.
Por eso me parece importante que si vamos a decidir embarcarnos en un cambio profundo, como es el del consumo responsable, necesitamos amigarnos con la disonancia cognitiva, así como nos amigamos con la imperfección. Aprendamos a convivir con ella. Es cierto que es molesta, es incómoda y desagradable, pero por un buen tiempo, no se va a ir a ninguna parte y de hecho, si aprendemos a quererla puede llegar a ser muy útil.
A lo largo del camino al cambio va a haber muchos momentos en los que vamos a estar haciendo cosas “mal” sin querer, porque todavía no aprendimos cuáles son las otras opciones, porque no las conseguimos, porque nos cuesta incorporar un nuevo hábito en nuestra vida etc. y en todos esos momentos, la disonancia cognitiva va a estar ahí, molestando y diciendo “Sabes que esto esta mal, deberías hacerlo diferente”. Y sí, no lo estamos haciendo perfecto. Pero está bien. Hacemos lo que podemos. Estamos trabajando para hacerlo mejor, paso a paso.
Creo que la mejor forma de mantener a raya a la disonancia cognitiva es precisamente escucharla y responderle: “Ya sé. Estoy haciendo lo que puedo. Ya voy a cambiar”. Mientras vamos cambiando poco a poco, vamos sumando cambios posibles y realizables. No es todo o nada, ¡cambiar es un proceso! Y un día, cuando efectivamente puedas cambiar eso, no le va a quedar otra opción que callarse e irse, porque ahora sí las acciones y las creencias están alineadas.
¿Escuchaste la voz de la disonancia cognitiva? ¿Cómo resolviste esa tensión? ¿Te paralizó en algún momento para evitar el cambio?
¡Contame tu experiencia! No prometo responder rápido, quizás sea el año que viene 😂 (perdón, soy de los boludos que nos encanta este chiste)
¡Muchas gracias por llegar al final de este mail!
Si hubo algo que te gustó o sorprendió, me gustaría que me cuentes y sino también podes hacerme sugerencias! 💌
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Llegó diciembre. Increíble, no? Este año fue… intenso, por poner una palabra. No quiero extenderme en esta parte de “retrospectiva”, pero si hay un momento que invita a frenar y evaluar es este, y estoy sumamente sorprendida y agradecida de lo que fue este año. Si te interesa, te quiero contar un poco.
Arranqué los primeros meses a full con el libro, el primer taller de compost, y las primeras charlas en empresas. Había programadas varias para los meses siguientes, entusiasmo y viento en popa. Apostando a poder vivir de mi pasión, en diciembre había renunciado a mi trabajo en relación de dependencia, pero mandé el telegrama el 16 de marzo. ¡Ups! “Señorita timing” me dicen. Quedaron todas las charlas suspendidas y no tenía ningún ingreso fijo. Los primeros meses fueron de muchísima incertidumbre, pero tenía claro que esta además de una crisis era una oportunidad. Me resulta increíble llegar a diciembre y darme cuenta que pude sustentar mi vida gracias a la actividad de @lalocadeltaper, con los talleres, las charlas, las asesorías para emprendedores y con el ¡aporte voluntario! de la gente como vos, que me lee a través de una pantalla. Hace unos años si alguien me decía que iba a poder vivir de transmitir mi entusiasmo por cuidar el planeta, me iba a reír en su cara.
Si estás leyendo esto, sos parte de mi 2020 y quiero agradecerte por permitirme entrar en tu mail, entrar en tu teléfono y entrar en tu vida. Si sos de los que me siguen ‘desde cemento’, me alegra muchísimo que sigas acá, significa que no defraudé y que seguís recibiendo algo valioso de mi parte. Si sos de los que llegaron hace poco, espero estar a la altura de las expectativas, y ojalá ya hayas aprendido alguito… ¡se vienen más cosas!
Para el año que viene tengo muchísimos planes en cola que están esperando que les de algo de cabida. Quiero que crezca la GRATIred, más ciudades, más categorías y mejor organizado; quiero ayudar al sector gastronómico a deshacerse de los plásticos de un sólo uso y promover la transición a packaging para alimentos más sustentable; quiero seguir y profundizar las instancias de conversación y sensibilización en diferentes ámbitos, con charlas y capacitaciones en eventos, en empresas, en escuelas (y ojalá pronto puedan ser presenciales); quiero seguir ayudando con las asesorías a emprendedores sustentables con sus negocios, desde la estrategia, desde el packaging y desde la comunicación y también estoy preparando el módulo 2 del taller de compost, para quienes quieren profundizar, y planificando charlas y talleres de más cosas.
Desde ya, no está de más decirlo, ¡bienvenidas las propuestas si te interesa que trabajemos juntos el próximo año! Podes escribirme a este mail y hablamos! :)
Es rarísimo escribir deseos para el 2021 sabiendo que hay tantísimas cosas que no vienen bien. Pero si algo nos demostró este año, es que la masa crítica para mover el cambio sustentable ya empezó a crecer y hacerse presente. De esto no hay vuelta atrás, y ojalá el año que viene nos vea siendo muchísimos más, y logrando más objetivos.
¡Felices fiestas! ¡Te deseo un hermoso cierre de este año tan particular!
Un beso grande, Daf
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¡Nos leemos en las redes hasta la próxima edición!
¡Que tengas un hermoso domingo!