Un newsletter... ¡imperfecto!
¡Volví! Porque lo prometido es deuda y quiero volver a compartir reflexiones e inspiración en un formato libre y en este canal más íntimo. ¡Bienvenidos otra vez!
Hola, perdida.
Eso podría decirse de mí después de tanto tiempo que vuelvo a mandar un newsletter. (¡el último lo mandé en 2021!) Aunque también es muy probable que para vos este sea el primero, en ese caso ¡Bienvenida!
La verdad es que este nuevo-primer-newsletter me cuesta bastante. De hecho, en los últimos años ya había empezado tres veces antes, pero nunca lo mandé. Perdí el ritmo y todavía no me hallo, pero sabés qué? voy a arrancar, igual que como hice con el primero, dejando atrás al perfeccionismo.
Este quizás no sea el mejor ni el más memorable newsletter, y está bien. Necesito hacerlo así y que salga como salga, para que la bola empiece a rodar. Estoy bastante orgullosa de varios de los anteriores, así que si después de leer este te quedas con sabor a poco, podes revisar este o este, como para que sepas qué esperar.
Quizás esta primera parte autorreferencial sobre mis vueltas con el news, en apariencia no suma información, datos, tips ni reflexiones ambientales. Pero siento “hay algo ahí”, hay un vínculo con el perfeccionismo, y no es casual que uno de mis conceptos preferidos sea el de “activismo imperfecto”.
Y sí, porque sea lo que sea, siempre va a ser mejor hacerlo, aunque no sea todo lo bueno que podría ser, a que sea perfecto, pero imaginario.
Aunque no es para nada un concepto nuevo (acompaña mi activismo desde el comienzo, está desarrollado en mi libro y lo recuerdo cotidianamente), por algún motivo está cada vez más vigente. De hecho, en mayo viajé a Uruguay y di una charla precisamente sobre el “Activismo imperfecto” en Sustainable Brands Montevideo.
Podés ver la charla acá.
Quizás sea el hecho de que estamos siendo permanentemente bombardeados con mandatos, presiones, aspiraciones y una lista cada vez más infinita e inabarcable de “deber ser” perfectos en todos los aspectos de la vida, que es cada vez más necesario recordar que es imposible hacerlo todo y que está bien, hacemos lo que podemos, aunque sea poco, aunque sea imperfecto.
Enfrentar la imperfección
Últimamente me tuve que recordar más que nunca que era imposible hacerlo todo. La mudanza me obligó a enfrentarme a un montón de objetos que estaba guardando con la esperanza de encontrarles algún día, un mejor destino que la basura. Me tuve que sincerar y reconocer que no eran útiles para mi, no iban a ser útiles para otro, y no podían ser reciclados. Lamentablemente eran basura, yo sólo estaba postergando su destino.
Me pasó con una campera, una mochila, unos zapatos y unas zapatillas. A veces, lo mejor que podemos hacer es aprender de eso y mejorar a futuro. Hace rato ya me prometí no comprar más prendas de cuero sintético, mal llamado “cuero ecológico”, que inevitablemente van a terminar desintegrándose (y sí, yo también vi tutoriales para rescatarlas, pero en mi opinión, la gran mayoría de los casos no valen el esfuerzo y el material que le ponen para que desde lejos parezca reparada).
Lo mismo con un montón de envases y contenedores que fui acumulando a lo largo de los 11 años que viví en ese departamento, intentando generar una mínima cantidad de basura. Todavía tengo una caja y una bolsa llena de los que no acepté soltar y se vinieron conmigo al nuevo departamento, je, pero una buena cantidad se fueron a reciclar.
Algunos hábitos todavía no los retomé. Por ejemplo, no estoy haciendo ecoladrillos, y de hecho estoy siendo algo más flexible con lo que va a la bolsa de “basura” (lo que ni se recicla, ni se composta). Hoy fui de nuevo a sacar la bolsita de basura al tacho del nuevo edificio, y me quedé pensando que hace mucho no sacaba tan seguido la basura como estas semanas. Estoy generando más basura. ¿Está bien? ¿Está mal? ¿Qué opinas?
Dilemas internos ¿Sirve o no sirve?
Mi mente está dividida. Me imagino como los personajes de la película Intensamente, una parte de mí, compasiva, piensa: “Bueno, paciencia, es un momento especial, mientras nos instalamos… cuando estémos más establecidas vamos a retomar esos hábitos y generar menos basura. Es imperfecto y está bien”.
Otra parte de mí, pragmática, me dice: “Suficiente. Separo para reciclar lo más importante, sigo compostando. No es importante, no te obsesiones. Es basura. No es tu responsabilidad hacerte cargo, el mundo se cae a pedazos por asuntos mucho más graves que tirar ese pedacito de cinta adhesiva con papel”.
Y después, está idealista, que se lamenta: “No es basura si lo ponemos en la botella para hacer un ecoladrillo. No deberíamos tirarlo y que termine enterrado, podría servir en una construcción. ¿Qué te cuesta ponerlo en una botella?”
Confieso que últimamente ganan la pulseada mental pragmática y un poco compasiva. Pobre idealista.
El hecho es que con el estado de las cosas hoy, las guerras, las crisis materiales, las batallas culturales y los record de temperatura, no es de extrañar que las pequeñas cosas parezcan todavía más insignificantes. Lo cierto es que lo son.
Y ojo, no quiero decir que las acciones individuales no sirven para nada. Claro que para mi lo que hagamos vos y yo sirve, pero no es el hecho en sí mismo de ahorrar 10cm3 de basura en el relleno sanitario lo que vale, lo que va a hacer una diferencia en el mundo.
Lo que sirve es el cambio de mirada, la forma de pensar, lo que valoramos, lo que queremos que se replique y lo que quisiéramos que se termine y cambie. Los hábitos de consumo responsable, separar residuos, compostar, reducir, reutilizar, reparar, rechazar…
Sirven en la medida que van formándonos como individuos, ciudadanos y consumidores conscientes y comprometidos.
Quizás hoy tiré un montón de basura por alguna circunstancia puntual, como yo con la mudanza, pero lo que importa no son esos kilos, ni esos objetos concretos. Lo importante es lo que pasa por mi mente. No da lo mismo si lo hago en piloto automático y sin pensar en lo que estoy tirando porque es lo “normal”, o si entiendo que tener esa basura es un error del sistema (del que soy parte), y reflexiono que es algo que debe cambiar, rediseñarse y tender a desaparecer.
Claro que visto desde afuera y analizando los hechos concretamente, ambas situaciones se ven similares, pero para mi es una diferencia fundamental. Si de algo sirven los hábitos individuales ambientales, es para cambiar nuestra forma de ver el mundo. Es más lo que pensamos, que lo que hacemos lo que puede.
Lo que podría mover la aguja aunque sea un poco, es que seamos muchísimas personas que cambiaron su forma de ver el mundo, y actúan en consecuencia. Quizás no todo el tiempo, quizás no con absolutamente todas las cosas, pero cada vez que pueden. Consciente e imperfecto.
Reflexiones conjuntas e interactivas
Una buena sacudida a estos dilemas de cuánto sirven nuestras acciones, la tuve con la obra/performance “Meadows, nuestra belleza”, que tuve el privilegio de ver en la presentación del libro “La Tierra para todos”, una nueva actualización de “Los límites del crecimiento”.
Vera hace una actuación muy poderosa que nos deja pensando a todos sobre nuestro rol en el mundo en crisis, y qué hacemos mientras nos enteramos que superamos todos los límites planetarios.
Podes ver unos breves minutos de la obra en este reel. Lo recomiendo. Mucho. A mi me movilizó un montón y me encantaría que también ustedes la vieran entera y que podamos charlar sobre lo que plantea, por eso estamos buscando algún lugar donde hacer una presentación + conversatorio de la obra y mi libro. Si tenés un dato de algún espacio en CABA donde hacer una obra gratuita y charla, super bienvenido.
Por mi parte voy a seguir dándole vueltas al activismo imperfecto y al valor que tienen nuestras acciones a pesar de que el mundo se empecine en romperse cada vez peor, próximamente voy a compartir estas reflexiones en el escenario de TEDx Rosario a fin de mes, que va a ser una edición Countdown, esto significa que el foco está en encontrar y acelerar soluciones para la crisis climática. ¡Estoy muy emocionada y ansiosa! Si estás en Rosario podes registrarte acá.
Esto es todo por ahora. Gracias por llegar hasta acá. 🥰
No sé bien qué formato tendrán los próximos newsletters, este salió como salió
¿Te gustó? ¿Te hizo pensar algo? Me encanta recibir sus respuestas y reflexiones, así que desde ya invitados a apretar “Responder” y contarme qué te despertó o “comentar” e iniciar una conversación con otros lectores.
La idea del newsletter es tener un espacio donde pueda reflexionar sin restricciones de formato, sin tener que estar condicionada a los requisitos de efecto que Instagram quiere, y yo me resisto (nunca fui editora de videos, lo mio es más escribir). También son bienvenidas las sugerencias de lo que quisieran encontrar en este espacio (ediciones pasadas, por ejemplo, tenían otro formato, datos útiles, miscelaneas etc.)
Hermoso texto. Me hizo sentirte muy cercana. Gracias. Salga o no salgan otros, que este se haya concretado ees precioso. Reflexiones muy necesarias de recordar, cuando todo va perdiendo sentido (o eso parece). Me llevo como reflexión también cómo vamos cambiando a lo largo del tiempo respecto de nuestros ideales, sentires y posibilidades, nuestros puntos de vista, nuestra forma de comunicar. Estuve pensando en es estos días en eso también, así que me interpela particularmente.
Ojalá pudiera ir a Rosario.
Muchos abrazos <3<3
Me gustó mucho! Te sigo desde hace un tiempo en Ig, y es la primera vez que leo tu blog, me suena mucho el activismo imperfecto, las redes nos bombardean con “lo haces bien” o “lo haces mal”… me gusta la idea de enfocarnos en lo colectivo, lo poco que hagamos si va a tener impacto. Saludos desde Colombia 🇨🇴