#3 | Ampliemos nuestra influencia materialista (!)
Una reflexión que me dejó la experiencia de gestionar los reciclables de todo mi edificio en cuarentena
¡Hola!
Espero que hayas empezando bien el ante-último mes del 2020. Ya estamos en Noviembre 😱 aunque una parte de mi sigue pensando que “el año recién empezó” (seguro los alemanes tienen una palabra para esa sensación).
Deberías haber recibido este mail el domingo pasado, pero *pasaron cosas*. En verdad, pasó un perrito, que aunque lo buscaba, llegó un poco de sorpresa y me revolucionó la agenda y la vida 😍 ¿No hay licencia por adoptar una mascota? Así que tarde pero seguro, aquí está el mail #3 de mi Newsletter. ¡Espero que te guste!
En Buenos Aires las restricciones están aflojando y cada día se respira un poco más de “normalidad”. Quizás para darle un cierre a lo que fueron estos meses de aislamiento, hoy quiero contarte un poco algunos de los aprendizajes que me dejó esta cuarentena, mejor dicho, los aprendizajes que me dejó la experiencia de haberme ofrecido a gestionar los residuos de mis vecinos del edificio.
Estas reflexiones las fui pensando a lo largo de todo este tiempo, pero a raíz de algunos acontecimientos de estas últimas semanas, se me acomodaron las ideas y me pareció interesante compartirlas acá.
El día que tuve mi propio centro de acopio y clasificación de reciclables
Quizás sabías, porque lo conté varias veces en mis redes, que desde que empezó el ASPO, como no se podía llevar los reciclables al Puntos Verdes, y estabamos todos acumulando reciclables en casa, le sugerí a mis vecinos que juntemos los reciclables de todos en el Salon de Usos Múltiples (SUM), y eventualmente accedieron (tuve que insistir un poco).
El acuerdo era que cada departamento llevaba sus reciclables al 8vo piso y los dejaban en el pasillo, fuera del SUM. Yo tenía la llave y subía cada tanto a entrarlos. Ellos nunca me exigieron, ni pidieron nada más que entrarlos, pero claro que, como soy yo, los entraba y me tomaba quizás una hora y pico por semana (o cada 15 días) para ordenar y clasificar por material, todo lo que ellos habían separado “para reciclar”.
Durante estos últimos 6 meses, sin pensarlo, lo que hice fue convertir el SUM de mi edificio en un centro de acopio de reciclables, como una cooperativas de reciclado, pero en escala más chica y gestionado por una sola persona. Yo, je.
Acopié y clasifiqué todo, y gracias a la gestión de Silvi, pudimos coordinar en 3 ocasiones, un retiro con la Cooperativa El Correcaminos.
— Acá comparto un álbum de Google Photos para quien tenga ganas de chusmear todas las fotos de materiales y cómo se veía mi galponcito a lo largo de estos meses 🤣 —
Al principio fue una clasificación minuciosa, con el tiempo dejé de lado ciertas prácticas que me llevaban demasiado tiempo, como comprimir las botellas (cosa que expliqué y pedí varias veces a mis vecinos que lo hagan ellos, pero ya era demasiado pedir; aunque después de unos meses sí entendieron que el tetra de leche y los potes de queso necesitaban ir limpios, digamos todo). Lo que sí aplasté casi hasta el último día, son todos los cartoncitos de rollos de papel de cocina y papel higiénico, que separaba aparte del resto de los papeles, porque es excelente “seco” para el compost…
Por momentos me preguntaba, ¿Por qué estoy haciendo esto con los residuos de otras personas? ¿Quién me manda? ¿Por qué estoy revisando la basura de mis vecinos? ¿Por qué me cargo con esta responsabilidad? Literalmente estoy loca…
Y bueno, estaré loca, pero no puedo evitarlo. Iba a hacer lo posible para que todos esos materiales puedan ser aprovechados. Hay un sentimiento en mi que me impulsa a valorar los materiales, hasta un rollito de papel higiénico.
(reconozco que además de que tengo motivación, en el momento de mayor confinamiento, salir de mi monoambiente aunque sea ir un piso más arriba a otras cuatro paredes, era un escape de tanto encierro, y al final yo disfrutaba ese momento escuchando podcasts o youtube)
Tan loca no estoy, la teoría me avala
Hace unas semanas di una clase de Economía Circular para la Licenciatura de Diseño de la Universidad DiTella y cuando la preparaba me cerró todo. ¿Por qué estoy tan obsesionada con que los reciclables de mis vecinos no se pierdan?
Y es que uno de los fundamentos de la Economía Circular (EC) es que mantener los productos y los materiales en uso, que circulen la mayor cantidad de tiempo posible, que generen valor o que se reaprovechen en otros circuitos.
La E.C. quiere evitar que los materiales sean descartados, pero incluso el reciclaje para la EC es el último recurso y lo más ineficiente. Aún así, reciclar es una forma de circular preferible a que terminen enterrados en un relleno sanitario.
— Este es el conocido “diagrama mariposa” en el que se muestran los ciclos mecánico y biológico, y cómo pueden circular idealmente los materiales y objetos en la EC—
Entendí entonces, que de alguna manera, aunque haya sido un aporte insignificante para muchos, y una loca obsesionada con la basura para otros, todo lo que hice estos meses con los reciclables de mis vecinos, fue intentar empujar, forzar, la economía circular en esta economía lineal en la que vivimos. Parece una tarea titánica, es como intentar meter un circulo en un cuadrado, no entra, no queda bien, no queda cómodo.
Habré dedicado unas 15h o más en ordenar y clasificar, y unas cuantas más en organizar los retiros. Requirió mi tiempo y esfuerzo, pero mi fin era precisamente que los materiales sigan circulando, y puedan ser valorados por alguien que los reaproveche.
Un poco me emociona pensar que mi instinto realmente está completamente justificado por la teoría. La verdad no fue que lo pensé y actué en consecuencia, racionalmente, sino que lo sentí y lo hice… recién después lo pude pensar y racionalizar. ¡Esto es lo que estaba haciendo! Con razón me gusta la economía circular :P
De la preocupación a la acción (y a la solución)
Este jueves, grabé un podcast con Fran de @Cuidaralatierra y le conté sobre esto (vas a poder escuchar pronto el episodio acá, escuchate otros mientras!). Fran me dijo algo muy interesante, sobre nuestro círculo o zona de preocupación y nuestro círculo o zona de influencia, que me gustaría compartir:
La zona de preocupación sería ese conjunto de cosas que nos preocupan, a las que le dedicamos nuestra energía y pensamientos. Dentro de esa zona, hay ciertas cosas sobre las que probablemente no podamos hacer nada, ahí actuamos de forma reactiva… pero también en esa zona seguro hay muchas otras que sí podemos controlar: esa es nuestra zona de influencia.
En la zona de preocupación dedicamos energía a rumiar, quejarnos, ver las cosas malas, lamentarnos o ponernos ansiosos, llenos de culpa, impotencia y acusaciones, porque no podemos controlar lo que sucede. En la zona de influencia en cambio, actuamos de forma proactiva y dedicamos la energía a las cosas con las cuales sí podemos hacer algo.
Este es el tipo de activismo que me identifica y el que siento que es más eficaz, con energía positiva, proactivo, propositivo. Lo bueno de esto, es que a medida que nos sentimos más cómodos y seguros en nuestro círculo de influencia, podemos ir ampliando este círculo, aumentando la capacidad de acción y resolviendo más cosas.
Este caso creo que sirve muy bien para ejemplificar esto: el problema de la basura es parte de mi círculo de preocupación ¿Qué puedo hacer? ¿Cuál es mi zona de influencia? Reducir, reutilizar, reciclar *mis* residuos. Pero una vez que ya dominé mi propia gestión de residuos, puedo ampliar mi zona de influencia, impactar en familia y amigos, luego puedo proponer incluso resolver esta preocupación de mi edificio… y luego, fui un paso más allá, y volví a ampliar mi círculo de influencia para abarcar todavía más. Porque reciclar no me cierra y todo eso necesitaba un mejor destino, más… circular…
De la necesidad individual a la solución colectiva
No casualmente, todo esto dio origen a GRATIPACK, fue por enfrentarme a tantas cajas y bolsas en tan buen estado que tuve la inquietud y la necesidad individual de buscar alguien que las quiera usar, y para eso decidí crear este hermano de GRATIFRASCOS (que si lo pienso también tuvo su inicio en haber recibido frascos que mis vecinos iban a descartar y los recibí). Hoy hay más de 10.000 personas en GRATIFRASCOS BA y +1000 en GRATIPACK BA, hay GRATIENVASES, GRATILATAS, GRATIDIARIOS y GRATICOMPOST, además de que se replicaron estos grupos en todo el país, y hasta en Uruguay, Panamá y España!
—Sobre la GRATIred estamos trabajando para unificar todo, stay tuned! y si querés hacer una donación económica para ayudar a que crezca, siendo que es todo GRATI, es acá —
Están funcionando espectacularmente bien los grupos y me genera muchísima satisfacción todos los testimonios de personas que los usan y me cuentan cuánto les sirve, para ofrecer o para pedir. 😍
Aprovecho igual para comentar que aunque sí, idee y cree esta GRATIred, no inventé la polvora tampoco; estos grupos surgieron inspirados en la modalidad de las GRATIFERIAS o GRATIPLANTAS, también grupos de Facebook (buscar + tu barrio /ciudad) en los que se pide y se ofrece lo que sea…
Amor materialista
El hecho es que estas semanas terminó todo en el SUM de mi edificio. Me echaron. Me pidieron la llave, y tuve que vaciarlo. Todo lo que queda/ba para mi no era “reciclable” (aunque son materiales reciclables), eran objetos y materiales útiles para tener una vida más larga aún que yendo a reciclarse. Lo más difícil fue ubicar los +30 bidones de agua, que gracias a las redes en un día pude ubicar casi todos.
En mi mente ya me imaginaba que me los iban a tirar “a la campana verde” (la propuesta que me hicieron innumerables veces), y me generaba una sensación horrible de mucha angustia, tanto esfuerzo que puse en separar estos materiales, y los iban a tirar sin más y sin motivos?
Lo sentí como un acto de odio. Y no podía verlo de otra manera. Sí, sí, todo lo que yo hice lo veía como un acto de amor, de amor hacia los materiales, de cuidado, de valorización… y tirarlo era todo lo contrario. ¡Era un acto de odio, de desprecio!
Y es acá donde recuerdo esta frase que escuché en un documental: “Tenemos que ser más materialistas”.
¿Suena raro? Seguro! Creemos que el capitalismo es muy materialista, pero la verdad, al capitalismo los materiales le chupan un huevo… los extrae, los procesa, los usa y los tira. Los tiramos.
Quienes valoramos y queremos cuidar más los recursos, tenemos que ser más materialistas. Preocuparnos por el material de los objetos que tenemos, por el papel, el plástico, el cartón, el metal, la tela.
Cada pedacito de material, sea que viene de minerales (minados) o de plantas, o de animales (eventualmente todo viene de minerales, plantas o animales), necesitamos esforzarnos en preservar y realzar su valor y extender su vida útil, creo que eso es lo que hace un verdadero materialista.
Intento transmitir un poco qué es lo que me pasa a mi cuando veo cualquier cosa, si veo una remera de algodón, veo una planta; un corcho veo una planta; una botella de vidrio, veo una arena; una lata de aluminio, bauxita…
Pero no nos confundamos, que el capitalismo no promueve el materialismo, promueve el consumismo. Me canso de ver gente a la que no le importa el producto que compra, en realidad sólo le importa el ACTO de consumir, de comprar, de adquirir algo. Una vez adquirido pierde valor, y en unos meses lo puede descartar sin más. ¿Te pasó a vos alguna vez, o conoces gente que le pasa?
Amemos los materiales. Sí.
Y hablando de amor, se me viene a la mente la “botella de amor”, que claro que es un nombre polémico y confuso, pero sí hay algo de amor en la botella de amor, está en tomarse el tiempo de hacerlo, por amor al material, por más ínfimo que sea, para que no termine enterrado sino valorizado, aunque esa sea la opción menos óptima de todas (y sí, mejor sería evitarlo siempre que se pueda).
Sólo se me ocurre cerrar esta reflexión pidiendo la frase más trillada de todas: Más amor por favor. Hacia los materiales esta vez, pero ya sabemos que es un mínimo recorte y que sí, aunque suene cursi, recordemos que sólo el amor va a salvar el mundo.
Encontremos nuestra zona de influencia, trabajemos en ella con positividad y proactivamente, cuando nos sintamos seguros, empecemos a ampliarla, y así vamos a expandir muchísimo las soluciones (y no reproducir las quejas, la angustia o la impotencia que sólo nos estancan en la preocupación, pero no nos ayudan a solucionar nada).
¿Qué pensamientos se te vienen a la mente con esto que conté?
¿Tuviste alguna experiencia como esta ampliando tu zona de influencia, en tu casa, en tu edificio, en tu barrio, en tu ciudad?
¡¡Muchas gracias por llegar al final de este mail!!
Aunque costó, salió el #3. Espero que se haya hecho desear (?!) y que te haya gustado. Si hubo algo que te gustó o sorprendió, me gustaría que me cuentes y sino también podes hacerme sugerencias! 💌
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El newsletter formato remix no tuvo tantas respuestas como la reflexión, vamos a ver cómo le va a este. ¡Me interesa que me cuentes qué formato te gusta más!
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¡Nos leemos en las redes hasta la próxima edición!
¡Que tengas un hermoso domingo!